El
organismo multilateral proyectó que América Latina y el Caribe crecerá 1.6% en
el presente año y 2.7% en el 2025, siendo las tasas más bajas en comparación
con todas las demás regiones del mundo e insuficientes para impulsar la
prosperidad.
“América
Latina y el Caribe ha llegado a una coyuntura crítica. Si bien en las últimas
décadas ha logrado avances significativos en la estabilización económica, el crecimiento se
ha estancado, lo que socava el progreso. Se necesitan medidas urgentes para
revertir el rumbo”, indicó.
“Muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia”, agregó.
El vicepresidente del Banco Mundial para
América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo, sostuvo que “el bajo nivel
de crecimiento, de manera sostenida, no es sólo una estadística económica
sino una barrera para el desarrollo”.
“Se traduce en servicios públicos reducidos,
menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y
desigualdad. Cuando las economías se estancan, el potencial de su
gente se ve limitado. Debemos actuar con decisión para ayudar a América Latina
y el Caribe a romper con este ciclo", dijo.
Los factores detrás de estas cifras incluyen
bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados
déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la
incertidumbre en las perspectivas de socios importantes como Estados Unidos,
China, Europa y otros países del G7. Un escenario global adverso, marcado por
tensiones geopolíticas, interrupciones en el transporte a través del Canal de
Suez y el fenómeno de El Niño, podría perjudicar aún más las perspectivas regionales.
MEJORES POLÍTICAS DE COMPETENCIA
El Banco Mundial señaló que fomentar la
competencia es fundamental para reactivar la economía y
recuperar la confianza de los inversores.
“Cuando
la competencia se sustenta en políticas,
instituciones y marcos sólidos, se alienta a las empresas a innovar, ser más
eficientes y ofrecer avances tecnológicos”, manifestó.
“Los
precios más bajos y la variedad de opciones benefician a los consumidores. Este
es un asunto urgente. La región tiene bajos niveles de competencia, lo que socava la innovación y
la productividad. Los consumidores también se ven perjudicados al enfrentar
costos más altos que el resto del mundo”, añadió.
El informe del Banco Mundial analiza
las razones detrás de este escenario, considerando que el panorama empresarial
está concentrado y existe un marcado contraste entre unas pocas grandes
empresas que dominan los mercados y numerosas pequeñas empresas.
“El 70% de los trabajadores son autónomos o
trabajan en empresas de menos de 10 empleados, ocupados en su mayor parte en
actividades de baja productividad. Además, pese a que muchos países de la
región cuentan con agencias y leyes de competencia, su aplicación es débil
debido a que muchas agencias carecen de fondos o de personal suficiente. Las
firmas poderosas suelen influir en las políticas gubernamentales, lo que reduce
la eficacia de las leyes de competencia”, dijo.
“Todo esto crea un ciclo en el que un puñado
de grandes empresas dominan e influyen en los mercados, y tienen pocos
estímulos para innovar. Con bajos incentivos para sobresalir, empresas poco
productivas permanecen en el negocio y terminan mal preparadas para competir,
sofocando su potencial para impulsar el crecimiento”, agregó. (Agencia ANDINA)
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